El `Jefe Diego´es cacique corrupto, autoritario y violento

Por: Rocío Yossi

El padre de Diego Fernández de Cevallos era un hacendado pendenciero y fanático religioso de San Juan del Río, Querétaro. Diego y sus hermanos, crecieron bajo esa influencia. En 1958, el poeta Hugo Gutiérrez Vega, fue injuriado por el padre de Diego de ser un “títere de la URSS”. Gutiérrez publicó un artículo burlándose de la mentalidad cerril de su agresor. Luego de publicar el texto, un día salía Gutiérrez del teatro y cuatro hombres lo encararon con escopetas: eran los hermanos Fernández de Cevallos.

Diego llevaba un fuete, con el cual comenzó a golpear al escritor, mientas sus hermanos le apuntaban con sus armas. Defenderse de las injurias de un hacendado le costó a Gutiérrez que sus cuatro engendros lo amenazaran de muerte y lo torturaran. Esa actitud violenta es una constante en la vida del “Jefe” Diego.

En los ochenta, en una conferencia en San Luis Potosí, el intelectual mexicano Luis Javier Garrido cuestionó a Fernández de Cevallos sobre su turbia participación en los acuerdos ilegales sobre la elección de 1988. La respuesta de Diego fue retar a golpes a Luis Javier Garrido. Asimismo, fue público que en 1996 estuvo a punto de liarse a golpes con otro perdulario violento: Felipe Calderón, porque Diego en un artículo homofóbico puso en duda “la hombría” del panista mentor de Calderón: Carlos Castillo Peraza. Desde joven Diego fue un hombre agresor, misógino y homofóbico: solía llamar a las mujeres de su partido “el viejerío” y su homofobia exacerbada lo hacía llamar “jotoretes” a los homosexuales. De ese modo se refirió al cronista mexicano Carlos Monsiváis.

Asimismo, su elitismo racista lo llevó a calificar muchas veces de “indios desharrapados” a integrantes del EZLN (y a legislar en contra de ellos, por supuesto).

Además de todo esto, Fernández de Cevallos ha dejado como huella en el país la corrupción a manos llenas, el saqueo y las componendas antidemocráticas. Ha descollado como abogado y cuate del hampa. Uno de sus amigos de profesión es el hoy encarcelado ladrón Juan Collado. Asimismo, fue abogado de Jorge Bastida, empresario ligado al narcotraficante Amado Carrillo.

Traficante cínico de influencias: el tipo era a un tiempo, senador y litigante contra el Estado mexicano. Así, con esa transa logró quitar a la Secretaría de Hacienda 1800 millones de pesos en favor de Jugos del Valle. También litigó en contra de la Secretaría de la Reforma Agraria para favorecer a una familia por una expropiación añeja y de nuevo embolsarse millones de pesos en mala lid.

Corrompido hasta la médula, el tipo se hizo a la mala de una playa en el sureste mexicano -Punta Diamante-, se adueñó de un rancho de Cantinflas en Querétaro y traficó influencias para construirle una carretera a su novia en Arandas, Jalisco.

No sólo se trata de un hampón corruptérrimo y violento; es el más fidedigno representante del panismo antidemocrático que prefirió darle la espalda a los electores y negociar con Carlos Salinas de Gortari. Después del fraude de 1988, Diego impulsó activamente la quema de boletas y junto con Luis H. Álvarez, Francisco Barrio y otros panistas, fungió como gestor de las “concertacesiones”: los arreglos donde a cambio de la aprobación de reformas salinistas, se reconocían triunfos del PAN.

Cevallos es también, un destacadísimo actor en la lucha contra la libertad de expresión. En 2005-2006, junto con los senadores Héctor Osuna y Éric Rubio Barthell, fue el principal defensor de la Ley televisa, que confirmaba el monopolio televisivo y acrecentaba la unificación de la opinión pública, al aminorar y asfixiar medios públicos y radios comunitarias… sin considerar el cauce brutal de dinero que eso significaría para los dueños de las televisoras. Por cierto, cuando ese panista obnubilado era Presidente del Senado y llamó a La Jornada pafleto perredista, no hubo ningún intelectual buenaondita que se solidarizara con el diario y firmara desplegados alarmado porque un presidente de un poder de la nación usara su tribuna para intimidar a un medio.

En síntesis, nos encontramos ante un perfecto cacique corrupto, autoritario y violento, educado en los peores valores del conservadurismo elitista, fanático y anti-popular. Por eso creemos que el PAN lo desempolva para “atraer a los jóvenes” del sector “chumelizado” y convertirse en el vocero de esa gente con pubertad mental eterna. Los orgullosos de su propia ignorancia y cuyo credo es la mal llamada “incorrección política”, o sea, la misoginia, la homofobia, el racismo y el elitismo.