Por Luis Gerardo Martínez*
El pueblo de Veracruz tomó la decisión inteligente de votar por la continuación de la transformación… por convicción. Eso me hace sentir orgulloso del trabajo que ha hecho la izquierda históricamente en Veracruz: desde las aulas, las redes sociales, la prensa, el trabajo bajo el sol, el actuar con dignidad, en fin, desde cada trinchera.
La derecha, por su parte, desde la hipocresía y el cinismo quisieron jugar a la política nuevamente, pero sin rumbo y sin dirección. Al PRI, PAN y PRD, la única guía que les orientó fue el interés personal; la gente no volvió a caer en el juego de la politiquería derechaira.
La narrativa del ataque a Rocío Nahle no les funcionó a los Yunes, ni a los panistas, ni a los priistas ni perredistas. Ya esa cultura machista que les ha caracterizado se vio reflejada en la urnas, en contra de ellos.
Entonces, ellos, los de derecha, inventaron sus fantasmas para empañar el proceso electoral ante la ausencia de ese proyecto de nación que pudieron haber ofrecido a la ciudadanía. Veamos los fantasmas de los derechairos:
- Atacar con la idea de falsa identidad: “No es veracruzana; la candidata en zacatecana”. Esta, que era su fantasma estelar jamás pegó entre el pueblo veracruzano. Aclaro que ella nunca cometió delito alguno al respecto.
- Denunciar penalmente a la candidata. Más de 36 expedientes para que la gente creyera que eran muchas denuncias. Sólo que fue una sola persona quien las presentó, no muchas personas. Ese fantasma tampoco les funcionó, ni les funcionará. Pregunto ¿quién de ellos dará seguimiento a estas 36 denuncias penales?
- Generar idea de fraude electoral. Yunistas, anexos y conexos intentaron generar la idea de posible fraude electoral para echar abajo el triunfo de Morena. Tampoco les funcionó, incluso me atrevo a afirmar que muchos de ellos ni siquiera compartían esta falacia.
- Mentir a la gente, afirmando que habían ganado la elección por la gubernatura. Recién había terminado el proceso de votaciones y los derechairos ya estaban haciendo declaraciones (de forma irresponsable) de que habían ganado. Es la fecha que, después de su rotunda derrota quieren impugnar la elección donde ganó contudentemente Rocío Nahle.
Los fantasmas de la derecha se convirtieron en boomerang para ellos en las casillas. Ahora pelean: aluden fraude electoral, aunque hasta entre ellos mismos se contradicen, porque no todos los “derechairos” defienden esta falacia.
Rocío Nahle ganó la gubernatura por Veracruz; los derechairos levantan sus fantasmas y se van a sus refugios donde estuvieron encerrados por casi seis años.
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