¿Qué significa y qué sigue? El ataque de Trump a Irán

El misterio se resolvió. El presidente de Estados UnidosDonald Trump, atacó hoy tres plantas nucleares de Irán y, con ello, se involucró directamente en el conflicto. ¿Qué significa y qué podemos esperar?

Trump se autovendió como el presidente “de la paz”, que no metería a Estados Unidos en más guerras, sino que ayudaría a poner fin a las ya existentes: la de Rusia con Ucrania, la de Israel en Gaza.

Pero los ataques de Israel en Irán, y la impresión que le causaron, eran un atractivo demasiado grande para dejarlo pasar. Israel no podía llevarse el crédito y el gobierno de Trump pasó de decir que Irán todavía estaba lejos de poder tener el material para construir un arma nuclear, armarla y poder utilizarla, a decir que estaba “a un par de semanas”.

Las palabras del canciller alemán de: “Israel está haciendo el trabajo sucio por nosotros” son un buen reflejo de lo que piensa buena parte de la comunidad internacional. Alguien tenía que poner fin a la amenaza que representaba la posibilidad de un Irán nuclear, con toda su inestabilidad. Y ya que Israel comenzó el trabajo, pensó Trump, tenía que liquidarlo.

Como ha hecho desde el 20 de enero, Trump optó por actuar solo, con sólo su círculo más cercano, en el que más confía y que es incapaz de decir que no -la directora de Inteligencia, Tulsi Gabbard, optó por decir que los “medios tergiversaron” su mensaje de marzo de que Irán no estaba cerca de tener un arma nuclear, antes que corregir a su jefe-. ¿El Congreso? Ni pintado. ¿Podía hacerlo? Sí, señalando que se trata de una emergencia de seguridad, como ha hecho con temas que van de los migrantes al narco.

¿Qué pasará ahora?

Trump dejó en claro que no le interesa involucrarse más allá de lanzar ataques de precisión contra las plantas nucleares iraníes. El resto del trabajo se lo deja a Israel… A menos que Irán lo obligue a otra cosa.

Ahora hay que esperar la respuesta de Teherán. Estados Unidos espera ataques a sus bases militares en Medio Oriente, a las que ya amenazó el ayatola Ali Khamenei

También pueden esperarse atentados terroristas, más allá de la región. Las embajadas estadounidenses, las de Israel e incluso las de Europa; las sinagogas, entre otros, deberán elevar sus medidas de seguridad.

Pueden esperarse, también, ataques en el Estrecho de Ormuz, la vía más importante para el transporte de crudo, y clave también para el de mercancías, se verían afectados (sólo el temor de esa posibilidad ha elevado los precios del crudo) y, claro está, ataques de los hutíes contra embarcaciones, como ha ocurrido desde que Israel inició su ofensiva en Gaza.

Sin embargo, Estados Unidos confía en que la respuesta iraní se dará pensando en no llevar al gobierno de Trump a involucrarse de lleno y descabezar el régimen, como han insinuado el mandatario estadounidense y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Los ataques cruzados con Israel, y las operaciones israelíes contra bases y lanzadores iraníes seguramente tendrán impacto en la capacidad de respuesta de Teherán.

Falta por definirse si la estrategia israelí puede derivar en revueltas al interior de Irán. La posibilidad de una guerra civil, de un escenario como el de Irak tras los ataques de Estados Unidos y la eliminación de Saddam Hussein, no son algo que se pueda descartar.

Si eso ocurre, Trump habrá desencadenado una inestabilidad en la región que también perjudica a Estados Unidos, y al mundo entero. 

También hay que esperar reacciones-ataques, si bien limitados, de Hezbolá en Líbano, de las milicias proiraníes en Siria, de los chiítas en Irak… todos los aliados del régimen en la región.

Rusia condenará seguramente, pero con la guerra con Ucrania y la relación con Trump en juego, difícilmente se involucrará más allá. 

Es probable que Irán lance una respuesta limitada, algo que pueda vender como “éxito”, antes de decidir sentarse a negociar.

Pero el autodenominado “pacificador” convertido en guerrero tiene otra implicación, esta vez, al interior de Estados Unidos. No sólo la mayoría de la opinión estadounidense estaba abiertamente en contra de que su país entrara en una guerra que no considera como “suya” o, al menos, como “necesaria en el corto plazo”. Con la popularidad de Trump en picada, la ofensiva puede empeorar su situación.

Tampoco le ayuda con la base más radical de MAGA defensora a ultranza del “Estados Unidos Primero” y que considera una “traición” de parte de Trump el involucramiento directo en Irán. “Esta no es nuestra pelea”, dijo una de las máximas representantes de MAGA, Marjorie Taylor Greene. Si esta decisión de Trump provoca una fractura fatal en el movimiento, está por verse. Y si pega a la economía del país, ya de por sí en no muy buenas condiciones, entonces sí, Trump estará en problemas.

desa/bmc (ELUNIVERSAL).