Por: Rafael Aguirre Cardoza*
Durante esta pandemia por COVID 19 para la cual ningún sector de la sociedad se preparó o cuando menos hizo el intento de prepararse, la gran mayoría de los ciudadanos nos hemos cuestionado si vamos bien o nos regresamos. Hemos observado a una sociedad de muchos contrastes, hay quienes opinan que las autoridades de salud de todos los niveles de gobierno han hecho un buen trabajo durante esta pandemia, otro sector se manifiesta y alza la voz por que las cosas no van bien y que los datos estadísticos que hoy conocemos de este gran problema de salud no son precisos ni se acercan en lo más mínimo a la realidad. Pero, ¿cuál es la realidad que estamos viviendo actualmente? Sin duda una que pocas personas conocen. Basta revisar los índices de movilidad urbana que cada día a pesar de continuar en semáforo rojo, se incrementan a pasos agigantados. Esto por consecuencia trae un aumento de nuevos casos de personas infectadas y que seguramente llegarán a la sala de un hospital, en donde ahora los enfermos de COVID 19 se cuentan ya por decenas, cientos, miles y millares y que decir del número de muertos.
¿Cuál la principal excusa para justificar esto que ocurre cuando mucho se ha dicho que las medidas de mitigación de la pandemia aún continúan tanto en el Estado de Veracruz como en otras ciudades del país? La principal, es reactivar la economía, en donde la gran mayoría justifica que el comerciante de a pie, el que va al día, requiere estar en la calle para poder obtener un ingreso económico que le permita a su familia tener el sustento diario, un plato de comida en su mesa y la oportunidad de saber que al día siguiente tendrán hasta cierto punto un desayuno que medio disfrutar. Pero, todos quienes ahora se encuentran desbocados en los centros y plazas comerciales, haciendo filas para la compra de algún producto innecesario y no útil de manera urgente en sus hogares, no son quienes “van al día” en ingresos económicos, sino todo lo contrario, existe una inconciencia total cuando en sus vehículos trasladan a toda la familia a estos lugares, sin apenas utilizar un cubrebocas o guardar una sana distancia, este sector de la sociedad que ya se hartó del resguardo domiciliario que a medias ha llevado a cabo durante todo el tiempo de la pandemia, son quienes vemos de manera diaria en la mayoría de las calles de esta ciudad, ahora a quienes no les gustaba el deporte, los vemos haciendo caminata en lugares públicos supuestamente aprovechando que no hay gente en la calle, hoy por hoy el enfoque es diferente y muy conveniente. Por otro lado, existe un gran número de trabajadores al servicio del estado, del magisterio, del sector salud y de otros tantos centros de trabajo que desde hace más de noventa días están gozando de un “permiso” con goce de sueldo y prestaciones, por cierto, pagadas todas de nuestros impuestos, que fueron enviados por los patrones a sus hogares a guardar estricto aislamiento ya que en su mayoría argumentaron alguna enfermedad crónico degenerativa. Lo delicado no es cuidar la salud de quien lo necesita por que verdaderamente sufre alguna enfermedad, si no ver tristemente que muchos de estos Trabajadores de igual manera se encuentran en la vía pública, en las plazas comerciales o incluso en los trabajos privados, haciendo caso omiso al riesgo de adquirir la enfermedad por el Coronavirus sin importar la razón por la que ahora tienen la oportunidad de no sufrir estrés por cuestiones del trabajo.
Y esto qué se podrá usted preguntar. Dije que existen muchos contrastes en una sociedad y si, hoy la gran mayoría cuestiona el número de casos de pacientes con COVID 19 que hay en los hospitales, muchos han llegado a estar ahí y han tenido la fortuna de haber librado la enfermedad, otros no, no corrieron con esa suerte. En algo que todos debemos reflexionar es saber en qué medida hemos contribuido a tratar de detener el contagio masivo de personas por que han hecho caso omiso a no salir de casa, ni acudir a lugares concurridos o incluso a dedicarse a hacer visitas a la familia cuando por esta vía muchos adultos mayores y niños han sido contagiados por la irresponsabilidad de sus visitas y puesto en gran riesgo su vida por el simple gusto de “hoy que no hay casi gente en la calle, te vine a visitar”
Cuántos hemos puesto un granito de arena para que esta pesadilla termine ya…
Este artículo lo dedico con mucho aprecio y cariño a todos mis colegas y personal de salud que hoy ya partieron de esta vida llevando consigo la idea heroica de intentar salvar a quien no quiso cuidarse ni cuidar a los suyos ni a los demás y mucho menos a los Médicos, Enfermeras y demás personal de salud de los hospitales que día a día son menos que al principio. ¡Es de pensarse!
*Dr. Rafael Aguirre Cardoza, médico gastroenterólogo edocopista.