Por: Mario Evaristo González Méndez
Un día callarán mis versos
y una noche no tendré más sueños.
Un día faltarán mis besos
y una noche ya no habrá “te quieros”.
Un día no habrá pensamiento
y se hallará desnudo todo sentimiento.
Una noche no sabré del viento
que tomó de mi alma su divino aliento.
Un día luminoso no seré en el mundo
y cubrirá mi tiempo velo moribundo.
Una noche arqueada de cielo profundo
arderá mi alma en misterio fecundo.
Un día llegará puntual el día,
una noche habrá que ya no es mía,
Un día, pero no este día;
una noche, pero esta es mía.
Este día cantaré mis versos
y esta noche sostendré mis sueños.
Este día gozaré tus besos
y al caer la noche escucharás: “Te quiero”.
Este día con inquieto pensamiento,
encarnó mi cuerpo un sentimiento:
esta noche sentiré en el viento
del eterno Amante su divino aliento.
Este día soy en el mundo
y escapo del tiempo sin ser moribundo.
Esta noche en amor profundo
me abraza la vida, misterio fecundo.