Con su mensaje, Salinas Pliego se involucró en la batalla entre el INE y Claudia Sheinbaum Pardo, desatada por la decisión el árbitro electoral de instruir la jefa de gobierno capitalino a deslindarse públicamente de las pintas de propaganda a su favor.
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El multimillonario Ricardo Salinas Pliego recalcó hoy que los aspirantes a la candidatura de Morena para las elecciones presidenciales de 2024 se pasan la ley electoral “por los huevos” al realizar sus “precampañas”, y sostuvo que esta “puta ley” fue una propuesta de “Pablo Gómez y los morenistas cuando perdieron”.
Con el tono provocativo que utiliza en redes sociales, el dueño de TV Azteca sostuvo que las “corcholatas” –es decir, el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo y el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández– tienen razón, pues el Instituto Nacional Electoral (INE) “está mal al impedir precampañas”.
Eso dice la puta ley que propuso Pablo Gómez y los morenistas cuando perdieron” y que “como ahora ya no les conviene, ellos mismos se pasan su ley por los huevos”, recalcó.
Y agregó: “¿Con esta coherencia qué podemos esperar?”.
Con su mensaje, Salinas Pliego se involucró en la batalla entre el INE y Claudia Sheinbaum Pardo, desatada por la decisión el árbitro electoral de instruir la jefa de gobierno capitalino a deslindarse públicamente de las pintas de propaganda a su favor que han brotado en decenas de muros de la Ciudad de México y en otras ciudades.
De manera general, desde hace varios meses abundan las críticas de que Ebrard, Sheinbaum y López llevan a cabo actos de precampaña de manera ilegal y descarada, en una férrea batalla para la candidatura de Morena.
El magnate hizo referencia a la reforma electoral de 2007, impulsada por un grupo de senadores –incluyendo el entonces perredista Pablo Gómez Álvarez, ahora titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF)–, y que desató la ira desmedida de los dueños de TV Azteca, Televisa y de las principales cadenas de radiodifusoras, pues impidió a los partidos políticos la contratación de espacios publicitarios para su propaganda electoral, que generaba ganancias millonarias a las concesionarias.
La reforma también estableció que, en periodo electoral, las concesionarias entregarían 48 minutos al día de su tiempo al entonces Instituto Federal Electoral (IFE), que a su vez lo repartiría entre los partidos políticos, medida que las televisoras combatieron con todo su poder mediático, pero no la pudieron desaparecer. revistaproceso.