Por: Luis Gerardo Martínez García
En México tenemos partidos políticos suí géneris. La historia, las leyes y la sociedad les ha permitido un marco socio-político para que sean lo que son hoy en día. Históricamente algunos sostienen que las logias masónicas son su antecedente inmediato en el país: Nicolás Bravo presidió el rito escocés; Vicente Guerrero y Lorenzo de Zavala dirigían el rito yorkino. Por su parte, Guadalupe Victoria se vio en la necesidad de atenuar la fricción entre ambos grupos, creando así la Gran Legión del Águila Negra, siendo Presidente de la República. Fue en el año de 1828 que el rito yorkino llegó al poder a través de la figura de Vicente Guerrero. Las logias masónicas jugaban el papel de partidos políticos.
En ese tiempo se sabía del Partido Conservador, de los centralistas vinculados al clero, sin tener las características de un partido como tal. Para finales del siglo XIX (1871) ya se habla del Partido Radical de Tabasco, con tintes juaristas; antes de la tercera reelección de Porfirio Díaz, los llamados Científicos crearon La Unión Liberar, en ese mismo tiempo, pero ya en 1896 se anunciaba el Círculo Nacionalista. Camilo Arriaga creó el Partido Liberal.
Quienes luchaban por la no reelección por octava ocasión de Porfirio Díaz, en 1902 crearon el Partido Liberal Constitucionalista quienes, ya no eran perseguidos por el Clero, más bien eran reprimidos por el Gobierno. Es en 1905 que se gesta en Estados Unidos la Junta de Organización del Partido Liberal Mexicano, siendo su primer presidente Ricardo Flores Magón, y concretándose hasta el año siguiente. No fue sino hasta 1909 que los porfiristas, adversarios de los Científicos formaron el Partido Democrático. Ese mismo año, y con tal de conservar el poder, Rosendo Pineda y Pedro Rincón Gallardo, entre otros, forman el Partido Reeleccionista para que Díaz continuara. En mayo de ese mismo año, Francisco I. Madero, bajo el lema “Sufragio Efectivo, No reelección” funda el Partido Antireeleccionista.
“Dios, Patria y Libertad” es el lema del naciente Partido Católico Nacional que crearon Emmanuel Amor, Gabriel Fernández Manuel F. de la Hoz y Rafael Martínez del Campo, entre los líderes más sobresalientes; partido que nació en 1911 a la par con otros: el Partido Nacional Independiente y el Partido Constitucional Progresista que postuló como vicepresidente a José María Pino Suárez. Ya con grupos militares, se crea el Partido Liberal Constitucionalista en 1916, postulando a la presidencia de México a Venustiano Carranza; mientras que en Mérida nacía el Partido Socialista del Sureste que tenía como antecedente el Partido Socialista Obrero. Luis N. Morones organiza el Partido Socialista Obrero que participa en 1917, pero tras su derrota, desaparece. En agosto de ese mismo año nace el Partido Nacional Corporativista; dos años después aparecen el Partido Laborista y el Partido Comunista Mexicano. Y así, surgen varios más.
En esta lógica, en diciembre de 1928 nace el Partido de la Revolución Mexicana, pasando a ser Partido Nacional Revolucionario en marzo de 1938; ya establecido como Partido Revolucionario Institucional el 18 de enero de 1946. Por su parte, el Partido Acción Nacional surge en septiembre de 1939, pero obtuvo su registro en julio de 1948. El tercer partido de la historia contemporánea fue el Partido Popular Socialista en junio de 1948. A partir de eso, los siglos XX y XXI arrojan una cascada enorme de partidos políticos, muchos de ellos amparándose en la bandera de la democracia de forma falaz.
¿A quiénes representan los partidos políticos? Los partidos políticos son los intermediarios entre el poder y la sociedad; además, tienen la loable tarea de representar a la sociedad; algunos optaron por sectorizar sus representatividades: el trabajo, la ecología, etc. para garantizar su sobrevivencia. Es verdad que siempre, éstos han tenido intereses particulares, lo que no se debe permitir son los intereses personales porque entonces estarán perdiendo la esencia de su creación: buscan temporalmente el voto para resguardar sus intereses individuales, porque en términos reales no representan al pueblo.
Líderes vitalicios o dueños de partidos políticos. La propia Ley creó las condiciones propicias para que los dirigentes, en términos reales sean los dueños de estas organizaciones políticas; existen varios ejemplos: El PANAL (Elba Esther gordillo), Partido Verde Ecologista de México (Emilio González), PT (Alberto Anaya), Movimiento Ciudadano (Dante Delgado); también existen en México los partidos locales que también se convierten en botín de individuos, muchos de ellos convertidos en partidos políticos “rémora” o “satélite”, verdaderos negocios familiares.
MORENA, caso de excepción. El Movimiento de Regeneración Nacional, partido mexicano de izquierda que impulsó Andrés Manuel López Obrador, podría catalogarse como el único, desde mi particular punto de vista, que si cumple las características de partido y de representatividad del pueblo, con participación real y teniendo como lema “No robar, no mentir y no traicionar al pueblo”, con la finalidad de impulsar la democracia y la defensa de la soberanía de México, desde su fundación el 2 de octubre de 2011. Morena escribirá su propia historia, esperando que continúe en la misma directriz.